Cronache da Madrid: Macbeth

BRUJAS A LA ESCENA…

Llega Macbeth al Real, que ya era hora…y trae a sus brujas. Estas nos llegan en diferentes formas, o mejor con luces y sombras.
Si Verdi se encuentra con un libreto con lagunas lleno de típicas escenas muy utilizadas o si el rigor del original de Shakespeare es  escaso, no es tan importante como ver que el realmente mejora el libreto con una música realmente inspirada en algunos momentos. Así la escena de las 3 apariciones es maravillosa, y la música de la escena del sonambulismo también o la patriótica “Patria oppressa” tiene buenos ingredientes para levantar los ánimos.
Pero en el Real de Madrid siempre hay más sombras que luces, para Mortier esta es una escenografía para inteligentes y no me deja lugar para poder opinar pero si para el tedio. Me aburre tener una escenografía que no dice nada, pero esto es costumbre porque ya nos lo mostro en el Boris Godunov. Aquí  en Macbeth nunca pasa nada, si el tema propuesto es moderno o clásico da igual, yo te situó sin tiempo y espacio, con una especie de google earth antes de cada escena y ya estás situado. Si la escena está llena de ruidos, risas, etc. tampoco importa. Pero como me molestan las críticas operísticas que se dedican a hablar más de escenografía y escenógrafos que de música y cantantes, lo dejo aquí y ni siquiera nombro al escenógrafo, al fin yo fui cantante.
Macbeth no requiere muchos cantantes, pero si buenos, y eso es difícil de conseguir hoy en día. Para Macbeth se ha elegido a un joven y poco aguerrido vocalmente Dimitris Tiliakos, de voz lírica y aspecto aguileño, deja una prestación sin peso vocal y poco interesante. En momentos es capaz de cantar frases a media voz como en “Solco sanguigno la tua lama irriga!”, pero la voz es demasiado clara y en la frase siguiente “ma nulla existe ancora” se vuelve “cupa”, o bien  como “Che nel ciel ti chiama” suena atenorada.  En otros momentos faltan contrastes para un papel que es la mitad de la opera en peso, como le pasa en la escena de las apariciones donde por ser más dramático cierra la voz y el sonido no va, y tampoco consigue la ferocidad que pide Verdi. En el final luce una buena línea de canto y se agradece pero luego vuelve a palidecer en “Mal per me che m’affidai” que canta sin apoyo y al final las notas se escuchan en la boca.  Creo que aun así puede ser alguien a escuchar con un repertorio más adecuado, como Germont, para luego adentrarse en otros papeles verdianos con peso como Macbeth.
Lady Macbeth fue Violeta Urmana, que muy querida por el público madrileño se fue sin aplauso del aria y caballetta del primer acto después de haber gritado a conciencia todos sus agudos como “dubbitosso vi pone, é retrocede”  o en “ascendivi a Regnar”, que parece de una cantante al final de sus carrera, o frases con un vibrato de sirena de barco horroroso como en “Io ti daro valore” o “le profetesse il trono”.  No digamos nada de la agilidad necesaria para cantar un papel con frases como “Quel petto percota non vegga il pugnal” que además termina sin fiato, que recibió algún aplauso y un “brava” ¿de quién? Por favor nombre y apellidos para aplaudir a partir de ahora.
Solo en el centro se vislumbra que fue una mezzo y que su intento fallido por hacer de soprano ha destrozado una bonita voz. Y así se ve en “La luce langue” donde se ve fácil hasta en “ A loro un Requiem, l’eternita” pero más tardeen “S’acqueta in te” hace un feo agudo y bala el “Predetto Re”. Una prestación muy insatisfactoria y que es finalmente aplaudida al salir a saludar.
Stefano Secco da sensación de profesional serio, pero solo eso, porque a una voz leñosa se une unas notas atacadas siempre atrás. La sensación en teatro mejora respecto a la transmisión radiofónica pero aun así es un intérprete poco interesante con un papel muy corto en el que los defectos se ven más que las virtudes. Y defectos hubo desde la entrada del Aria “Ah, la paterna mano” y “E me fuggiasco, occulto” desentonados, notas atrás muchas como “Che a morte vi ferir”  o “Signor! S’ei mi sfugge”, o sin ninguna proyección “Coll ultimo singulto” y agudo ahogado “Possa colui le braccia”. En fin nada de lustre y  mala proyección de voz pero premiado con un buen aplauso ¿¿??.
Dmitry Ulyanov ha caído en gracia en el Real, si ya en el Boris de hace unos meses fue aplaudidísimo,  por su Pimen, ahora en Banco fue el cantante más apreciado del público con sus aplausos. La voz es de bajo, oscura y sonora, con buenos graves que el refuerza pero que ensucian el sonido o suenan huecos como “il mio pensiero ingombrano” primer “di larve e di terror”, y en los agudos no siempre va suficientemente adelante como hace en  la repetición “Di larve e di terror” donde le vibra la voz. La línea de canto no es noble y en este papel se echa de menos, pero al menos la voz resuena en todo el teatro y se agradece. Seguro que volverá al Real y eso si lo agradeceremos aunque sea con un silencio después de su aria como paso el día 11.
De los comprimarios Marifé nogales se hace oír con gusto, como también Celia Martos como tercera aparición que esperemos sea el futuro que esperamos; no tanto Yuri Kissin, poco agradable como primera aparición, ni tampoco Maria Dolores Coll, que se escuchaba con dificultad.
No sonó mal el coro tan dado a desajustes graciosos, y el sonido de la orquesta por momentos vibró, sin embargo el director nos deja con ideas confusas,  tiempos lentos que a veces dejan escapar la concentración para distraerse con esos ruidos de escena, o ataques buscos pero aun así reconozco que me gustaría escucharle en alguna opera de otro corte, veremos.
Poco que ver y casi nada para escuchar, esto es opera para inteligentes y los que solo pongamos oído no tenemos nada que hacer.

STREGHE IN SCENA.
Era ora che arrivasse il Macbeth al Real portando con sé le sue streghe. Giunteci però in diverse forme, anzi,  direi pure con luci e ombre.
Se da un lato Verdi si trova d’avanti a un libretto pieni di lacune e di scene tipiche molto comuni in cui risulta assai scarso il rigore nei confronti della drammaturgia shakespeariana, dall’altro però Verdi stesso riesce a migliorare il testo di Francesco Maria Piave con una musica ispirata in alcuni momenti: la splendida scena delle tre apparizioni, come pure la grande scena del sonnambulismo o il bellissimo coro all’inizio del IV atto “Patria oppressa” hanno degli ottimi ingredienti per sollevare gli animi.
Però nel Real di Madrid come sempre ci sono più luci che ombre: per Mortier infatti questa scenografia è adatta per le persone intelligenti, affermazione che non mi lascia altro da dire che è pure adatta per la noia e il tedio. Mi annoia infatti avere scenografie che non dicono nulla, cosa a cui ormai siamo avvezzi come dimostra il Boris Godunov.  Anche qui, nel Macbeth, non succede nulla: non interessa dare una collocazione moderna o classica, meglio collocare il tutto senza tempo e senza spazio, basta una specie di Google Earth prima di ogni scena perché tutto abbia una sua collocazione. Se la scena poi è piena di rumori, risate etc…ma non importa! Però siccome mi danno molto fastidio le critiche operistiche che si dedicano a parlare più di scenografia e scenografi che di musica e cantanti, mi fermo qui senza neanche nominare il direttore di scena, alla fine io sono stato cantante.
Macbeth non richiede molte voci, ma certo devono essere buone voci, oramai ahimè in via d’estinzione.
Per il ruolo da protagonista è stato scelto un giovane vocalmente poco preparato, Dimitris Tiliakos, voce lirica e aspetto aquilino, che ci ha mostrato una prestazione senza peso vocale né interesse. In certi momenti è capace a cantare certe frasi a mezza voce come in “Solco sanguigno la tua lama irriga!”, ma la voce è troppo chiara e quindi nella frase successiva “ma nulla esiste ancora” si oscura diventando cupo, come pure in “Che nel ciel ti chiama”. Mancano pure i contrasti in questa voce che, in quanto a peso, rappresenta più della metà dell’opera: così accade ad esempio nella scena delle apparizioni dove Tiliakos, nel tentativo di essere più drammatico, non fa altro che chiudere la voce bloccando il suono, senza ottenere quindi la ferocità richiesta da Verdi. Nel finale invece riesce a mostrare una buona linea di canto per ritornare alle difficoltà iniziali in “Mal per me che m’affidai”, frase tutta cantata senza appoggio con tutta la voce in bocca.
Lady Macbeth è invece stata Violeta Urmana che, pur essendo amata dal pubblico madrileno, è uscita di scena senza applausi dopo l’aria e cabaletta del primo atto dopo aver urlato coscientemente tutti gli acuti come in ”Dubitoso vi pone, e retrocede” o in “ascendivi a regnar” degno solo di una cantante a fine carriera, o come ad esempio in spaventose frasi da sirena di porto come in “io ti darò valore” o “le profetesse il trono”. Sorvoliamo dunque sulle agilità necessarie per cantare questa parte come “Quel petto percuota, non vegga il pugnal” che oltretutto riesce a finire pure senza fiato, frase che però finisce con pochi applausi e un “brava”. Da parte di chi? Per favore, voglio nomi e cognomi per applaudire da adesso!
Solo nel centro possiamo renderci conto di come sia stata un mezzosoprano e di come il suo tentativo fallito di fare la soprano abbia distrutto la sua voce. Tutto ciò è evidente in “La luce langue” dove senza problemi raggiunge il “A loro un Requiem, l’eternità”, ma subito in “S’acqueta in te” emette un orribile acuto sbagliando il “Predetto Re”. In sintesi, una prestazione assai deludente applaudita però ai saluti finali.
Stefano Secco dà la sensazione di un professionista serio, ma solo in questo, perché la sua voce legnosa si unisce con note sempre indietro. L’ascolto in teatro migliora alcuni aspetti rispetto all’ascolto radiofonico, ma resta tuttavia un interprete poco interessante, con un ruolo molto corto dove talvolta i difetti emergono più delle qualità. E difetti ci sono stati fin dall’ingresso con l’aria “Ah, la paterna mano” e “E me fuggiasco, occulto”, totalmente stonata, con note indietro come pure in “Che a morte vi ferir” o “Signor! S’ei mi sfugge”. Evidente è stata la conseguente mancanza di proiezione in particolar modo nella frase “Coll’ultimo singulto” e gli acuti strozzati “Possa colui le braccia”. Dunque, nulla di interessante, nessuna proiezione ma, questo si, molti applausi (???).
Dimitry Ulyanov piace al Real:  se già nel Boris di qualche mesetto fa era stato molto applaudito per il suo Pimen, pure ora, come Banco, è stata la voce più apprezzata ed applaudita dal pubblico. La voce è di basso, sonora e scura, con buoni gravi che lui rinforza sporcando un po’ il suono e facendoli sembrare spoggiati come in “il mio pensiero ingombrano” e in “di larve e di terror”. Negli acuti non è mai abbastanza avanti: evidente è sempre la frase “di larve e di terror” dove la voce vibra notevolmente. La linea di canto non ha nobiltà, caratteristica della quale in questo ruolo si sente notevolmente la mancanza: almeno la voce risuona in tutto il teatro. Sicuramente tornerà presto al Real, cosa per la quale siamo grati e lieti.
Dei comprimari Mariflé Nogales si ascolta con piacere, come pure Celia Martos come terza comparsa, che speriamo di rivedere presto. Non così positiva invece la prestazione di Yuri Kissin, poco piacevole come pure Maria Dolores Coll, difficile davvero da sentire.
Non ha suonato male il coro seppure inficiato da certi squilibri. Per quanto riguarda l’orchestra invece bisogna soltanto far notare una certa capacita a far vibrare il suono. Nonostante ciò il direttore ci ha lasciato con le idee confuse: tempi lenti o attacchi insicuri. Ma certo mi piacerebbe ascoltarlo in opere diverse.
Dunque poco da vedere e nulla da ascoltare: questa è l’opera per persone intelligenti dove nessun ruolo hanno le persone desiderose di ascoltare con l’orecchio.

(tradotto da Manuel García)

5 pensieri su “Cronache da Madrid: Macbeth

  1. Il Macbeth di Madrid mi ha fatto capire, dopo l’analogo Lohengrin Scaligero che le certezze di cui alcuni di noi abituati da anni ad esecuzioni tradizionali, non sono più quelle. Esempio: la stanza nuziale non è una banalissima e volgare camera da letto, ma un canneto pieno d’acqua, dove copulare è una delizia, idem le apparizioni delle Streghe, non devono farci sussultare ma sbottare in crasse risate.
    Inoltre Tornando al Lohengrin il tenore che noi tutti ritenevamo fosse voce chiara, è diventata col tempo baritonale, poco importa che altri personaggi il cattivo Telramund sia pure lui baritono, basta farlo cattivo, e stonacchiante. Stessa cosa In Macbeth la Lady la può fare anche un mezzo-soprano purchè strilli, urli, e faccia di tutto per apparir cattiva (leggasi stonata) Poi se alla fine di ogni acuto costei ansima e tiri il fiato come un mantice, è solo un disguido dei microfoni.
    Insomma questo Macbeth di Madrid è un altro passo in avanti per far chiudere al più presto i teatri
    Perché le opere sono “detestate” dai reggenti dei teatri che oramai vogliono di tutto, scene incredibili atteggiamenti osceni, tutto quello che un tempo si diceva fa scandalo, ed oggi “odience sui mezzi di comunicazione” Gli Spartiti son saccheggiati e rivisitati non da musicisti ma dai registi che in cuor loro sognano il dissenso che fa cassetta nel teatro. Tempo fa in Scala si diede la Luisa Miller con Katia Ricciarelli, L’allora di lei marito tal Pippo Baudo portò in teatro la TV per farne pubblicità. Solo che lei venne ripresa quando dopo una contestazione dei loggionisti fu ripresa mente mandava una maledizione al loggione. Ora vi chiederete che c’entra: Nei giorni seguenti una infinità di persone voleva assistere all’opera in Scala per poter vedere un improbabile bis….
    Questo è il risultato di quella ripresa. L’opera non interessa che pochi affezionati che col tempo si assottiglierà.
    Macbeth al Teatro Real: diretto malissimo, coro sempre in ritardo nei suoi ingressi. Baritono e basso di origine slava e lo si sente nel canto (un po’ di lezione di dizione non se ne parla vero?) Soprano in urlo perenne, con vistose cadute. Rumori di palcoscenico in primo piano che alla radio
    Davan l’impressione di baruffe più che altro. Un vistoso applauso solo alla fine (forse perché lo spettacolo era terminato ?)

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