Un buen punto para iniciar este comentario sobre el concierto de la Radvanovksy podría ser un tema que la misma cantante, ingenuamente y sin darse cuenta, nos ofreció: la soprano estadounidense en diversas ocasiones suele presentarse ante el publico y la prensa como una cantante verdiana de raza pura. Que podemos decir? Muchas veces en esta pagina hemos analizado cantantes que aún sin tener la voz adecuada a ese repertorio, han enfrentado con dignidad y sabiduría papeles como Aida, las dos Lenoras, Violetta, Lady Macbeth, Elena alcanzando resultados muy altos. Entre ellas, recordando a un reciente articulo de nuestra Giulia Grisi, la Gencer. Y bueno, después de haberla escuchado y haciendo una sencilla comparación con la soprano turca, podemos percibir en lo dicho por Sondra Radvanovksy un poco de arrogancia pero también y sobretodo un escaso conocimiento sobre lo que es y representa el canto verdiano.
En las tres arias del Cisne de Busseto elegidas por la soprano para este concierto en la Ciudad de México (la romanza “In Solitaria Stanza”, “Pace, pace, mio Dio!” y el bolero de “I Vespri Siciliani”) mostró un total desconocimiento de las bases fundamentales del canto verdiano pero sobretodo del abc del canto lírico. La Radvanovksy, aún teniendo una voz con volumen y buen color, no logró en ningún momento controlarla según las exigencias del momento.
En el registro bajo la voz resultó inexistente, como si cantara con la boca llena, con una emisión vulgar y un sonido sucio. Completamente diferente el registro alto: sonido completamtente abierto, fuera de control. Emblemático el “Mercé dilette amiche” donde aparecieron todos los defectos de fondo: la voz baja en posición, sin apoyo y sin la correcta emisión en mascara lo obligó a cantar el trino en el mi4 de manera ridícula y asimismo la conclusión con el mi5. En el fraseo buscó con obstinación, el filado, la media voz: pueden solo imaginar con que resultados.
Permítanme expresar mi coraje, quizás ingenuo, por una voz que podría, si apoyada por una solida y coherente técnica, alcanzar niveles mucho, pero mucho mas altos: no obstante la cantante mostró una voz amplia en volumen, con un color singular y también una constante búsqueda de fraseo y medias voces quizás porque por lo menos ella está conciente que la opera no se canta como la agenda telefónica o la lista del super.
De esta manera ejecutó todo el programa: las canciones de Copland (Simple gifts, At the river, Long time ago) e di Duparc (Chanson triste, Extase, Au pays se fair la guerre), las piecas de Rachmaninoff (A dream, Oh never sing to me again, Spring waters), dos evergreen de la tarda opera italiana (“La mamma morta” y “Io son l’umile ancella”) y los dos bis puccinianos: “Vissi d’arte” y “O mio babbino caro”.
El arte del canto requiere tiempo, paciencia y constancia. Cosas que hoy un cantante ávido de éxitos y dinero no se puede permitir: todo tiene que ser inmediato y veloz para que pueda dar resultados en el momento. La Radvanovsky no es la excepción: ha encontrado, como todos, la manera justa para cantar velozmente e inmediatamente: pon la voz en la garganta, empuja, abre y vas.
Manuel García
Vamos entonces a escuchar a Kraus, que ha estudiado y preparado su voz a lo largo de toda su vida 😉 una entrevista muy interesante y espero que os apasione!
http://www.youtube.com/watch?v=PY2FvMeRF7g
A la Radvanovksy seria suficiente un verano intensivo con Giannina Arangi Lombardi, como la Gencer: dos semanas con ella y aprendió a cantar,
Ahah Manuel: cuanta esperanza tienes! Confias demasiado en la humildad y voluntad de la Señora Trapanovsky: necesitaria por lo menos de un año intensivo de estudio para renovar (seria mejor decir “reconstruir”) su técnica descuidada.